¡Viva la democracia! Cuarenta años llevamos festejando haber salido de la época mas oscura de nuestro país, y cada vez que llega el día de votar, de ratificar este sistema, una sensación de orgullo y honor debería inflar nuestros pechos y bombear más sangre hacia el corazón. Debería. Hasta que nos damos cuenta que un voto cuesta $ 3.000, o menos.

En la zona de Cebil Redondo, la diferencia de otros años, ya fue desembozado. Los electores ya no se ocultaban. Terminaban de sufragar y ya los estaban esperando fuera de los colegios o de las escuelas. Recibían el dinero y además eran llevados a sus casas.

Excepto en algunas zonas, ya quedó muy atrás la época del bolsón. Logísticamente es mucho más fácil la entrega de dinero contante y sonante. El festival de acarreo fue vergonzoso.

La comuna es la más grande de Tucumán, pero no deja de ser eso, una comuna a la que se presentaron 19 candidatos con sus respectivos subdelegados. Este sistema electoral parece estar absolutamente perimido.

Lo admitió esta mañana el presidente del Concejo Deliberante de la Capital, Fernando Juri, uno de los hombres fuertes del Justicialismo. Luego de votar no dudó en afirmar que “el sistema electoral ha colapsado”.

El cambio debe ser analizado, pero llevado a cabo. Ya nadie duda de eso. Así no se puede seguir. Aunque el peronismo haya sacado enormes réditos de esto en las últimas dos décadas, los acoples son insostenibles. Hoy había más fiscales de mesa que votantes en ciertos momentos de la jornada.

Los grupos de Whatsapp explotaban.¿Qué clase de enseñanza se deja a los hijos con este modelo electoral? Si ellos, que por primera vez fueron a votar, ya recibieron la oferta de dinero a cambio del sufragio. Y lo peor es la costumbre. ¿Qué pasaría si esto efectivamente se cambia y se vuelve a una única lista sábana, o a la irrupción del voto electrónico? ¿Cuánta gente iría a votar sabiendo que no recibiría nada a cambio?

De la mano, la educación es fundamental. Los pueblos ignorantes son las víctimas de estas maniobras a las que muy pocos se resisten. Si festejamos la democracia, trabajemos para mejorarla. Un voto no debería tener precio. Es la única herramienta que le permite al ciudadano forjar su futuro. Con la mirada puesta en quienes lo sucederán.